Trucos para el mantenimiento de la fachada y su limpieza

Estamos tan habituados a encargarnos del interior de nuestras casas que rara vez que pensamos que nuestras fachadas también necesitan limpieza y mantenimiento. La fachada es lo primero que se ve de nuestra casa o de nuestro edificio, y teniendo en cuenta que es la parte que estás más expuesta al sol, a la lluvia y, en general, a los cambios climáticos, suele ser la parte de nuestra casa que más se perjudica, aunque no nos demos cuenta. Si vives en una comunidad de vecinos, tal vez te ha tocado poner dinero alguna vez para arreglar la fachada, y sabes que no es barato. Lo que sí puede salirte bastante barato es tratar de cuidarla lo máximo posible para no necesitar ese tipo de servicios.

No obstante, si vives en una casa individual, un chalet o un adosado, la fachada de tu casa es totalmente tu responsabilidad. Esto suena bastante mal, ya que tenemos por costumbre asociar con la palabra “responsabilidad” algo malo, como la culpa, pero no es así. De hecho, en este caso, es una ventaja. Cuando vives en un bloque de pisos, cuidar y mantener la fachada del edificio de manera individual es prácticamente imposible, por lo que contratar a empresas especializadas para que se encarguen de ello es prácticamente una obligación. Sin embargo, si la casa es tuya y, por lo tanto, la totalidad de la fachada, puedes ser tú mismo quien la limpie y la mantenga lo mejor posible, ya que no dependes de la actuación de otros vecinos.

Si compartes fachada con otras tantas personas, hay pocas cosas en tu mano para cuidar de tu fachada, ya que rara vez tendrás acceso a ella más allá de tu terraza. Pero si tienes casa propia y dispones de tiempo, estos trucos pueden ayudarte a mantener y a limpiar tu fachada sin mayores complicaciones para que te dure limpia y bonita más tiempo.

Consejos para mantener y limpiar nuestra fachada

Antes de nada, mide el nivel de suciedad o de estropicio que tiene tu fachada. Limpiar una fachada normal es sencillo, pero si la tuya está fabricada con algún material delicado, o ha tenido algún accidente grave que necesite ser reparado, lo mejor es contratar los servicios de un profesional.

Utiliza agua a presión. Si dispones de manguera, puedes limpiar las paredes del exterior utilizándola, pero tienes que saber hacerlo. Si utilizas la manguera en modo normal, probablemente lo único que consigas será mojar la fachada, pero no limpiarla. Debes utilizar agua a presión para que la fuerza elimine las partículas de polvo y otros materiales que ensucian la fachada. Eso sí, ten cuidado con las ventanas y las puertas, porque, aunque evidentemente pueden mojarse, si no están cerradas te pueden causar un estropicio importante.

Chorro de arena en seco. Esta es una técnica especializada de las empresas que se dedican a esto, pero tú también puedes recurrir a él. Al igual que el agua, se trata de un chorro de un tipo concreto de arena que se arroja sobre la fachada. Este método es recomendable si tu fachada está fabricada con materiales más sensibles o complejos, o si tiene una costra de suciedad bastante gruesa, ya que, si ese es el caso, el agua poco ayudará. Además, tiene la ventaja de que no tienes que esperar a que se seque para ver el resultado.

Limpieza mecánica. Si lo que quieres es limpiar partes concretas de tu fachada porque tienen algún tipo de producto que las ha ensuciado, siempre puedes recurrir a herramientas eléctricas o manuales, como los cepillos, para ayudarte a limpiar esa zona en concreto.

Si lo que te interesa, por otro lado, es mantener la fachada limpia y en buen estado, puedes optar por impermeabilizar la fachada y evitar así que se depositen según qué tipo de productos, manteniéndola limpia más tiempo. Como ves, no es nada difícil limpiar y mantener nuestra fachada, pero requiere un esfuerzo por nuestra parte. Si prefieres un acabado más profesional, nunca deja de ser recomendable contratar a un experto.

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